Barrios Históricos
La Villa de Chelva reúne gran interés histórico y cultural, al conservar la huella de todos los pueblos que la habitaron. Declarada Bien de Interés cultural, con la categoría de Conjunto Histórico, está formada por una serie de barrios de gran complejidad, de trazado sinuoso y enigmático.
Barrio Andalusí «Benacacira»
El barrio andalusí de Benacacira es la antigua medina musulmana de los siglos XI – XII, conservando hoy día el trazado intacto de su trama urbana: callejones sin salida, casas encaladas, soportales que oscurecen sus angostas y tortuosas calles… La medina se asentaba sobre un promontorio desde el que se controlaba las huertas próximas al rio Chelva, rodeada por una muralla perimetral que la unía al alcázar; en la actualidad, se conservan restos de lienzos ocultos por las casas que se han ido adosando a la misma.
Barrio Cristiano «Ollerías»
El barrio cristiano de las Ollerías fue conformándose a lo largo del s. XIV y recibe su nombre de los hornos de producción cerámica que se fueron instalando en sus calles.
Su configuración urbana es mucho más amplia y ordenada, respecto a los barrios preexistentes de Benacacira y de la judería del Azoque.
Barrio Judío «Azoque»
El barrio Judío del Azoque conserva intacta la estructura de la aljama medieval: el aire recoleto y misterioso de sus callejones, con sus portales de entrada, que lo convertían en una isla entre los barrios cristianos y mudéjares.
Barrio Mudéjar-Morisco «Arrabal»
Barrio mudéjar – morisco creado a partir del s. XIV en los “arrabales” de la ciudad amurallada. De trazado serpenteante, conserva en la actualidad el trazado original y elementos históricos que hacen de él un atractivo turístico singular.
Entra al barrio mudéjar del Rabal por el portal del Azoque y camina por sus calles, trazadas desde el siglo XIV, para descubrir la dramática historia del Vizconde de Chelva, asesinado por sus amores con una morisca y que propició el origen de la Ermita de los Desamparados.
Es el barrio donde se forjaba el puñal de Chelva, privilegio de los chelvanos a portarlo y que fue prohibido por el rey; un lugar lleno de recuerdos y monumentos donde disfrutar del sonido del agua de las acequias, del fresco de los portales y callejones, de las fuentes, de las piedras talladas en la muralla y de la Mezquita de Benaeça, convertida en Ermita de la Santa Cruz.
El Rabal es el último recuerdo de los moriscos expulsados del Reino de Valencia, y el final de sus sueños. Hoy cosmopolita, mantiene intacta su esencia medieval.